Rosa Díez opina
ROSA DÍEZ 31/10/2021 20:15 ACTUALIZADO: 31/10/2021 20:16 Es un hecho indiscutible que la llegada al Gobierno de Pedro Sánchez supuso la inauguración de una etapa caracterizada por una forma de hacer política más propia de un caudillo que de un gobernante democrático. Atrás quedaron los tiempos en los que, con más o menos énfasis, los gobernantes aparentaban tener límite a la hora de establecer acuerdos que les permitieran alcanzar y/o mantener el poder. Atrás quedaron los tiempos en los que, por fuerza, por ley o por voluntad, los gobernantes se sometían al control parlamentario de sus actos. Atrás quedaron los tiempos en los que los gobernantes no se hubieran atrevido a calificar de “socios preferentes” -la forma políticamente correcta de llamar a los cómplices de la traición- a quienes tienen como objetivo liquidar la nación española. La llegada de Sánchez al Gobierno de España supuso desde el primer momento una ruptura con el espíritu y la letra de la Transición y ...