TEOLOGÍA sobre el principio.

 Un poco de Teología:  

Si el evangelista San Juan escribiera hoy, para expresar el origen de todo, no recurriría ni al big-bang ni a la palabra griega Logos. Hubiera escrito: “Antes de todo existía un “fonema”, unidad  mínima de cualquier lenguaje, imagen lingüística que más se puede asociar a la extradimensión de nuestro ser e inteligencia, unidad de rasgos distintivos, que no sonido.

El hagiógrafo no encontró mejor expresión,  que el “Logos” palabra griega más parecida a lo que la ciencia Lingüística ha dado en llamar “signo lingüístico”. Pero el signo lingüístico desde el siglo XIX se ha descuartizado todo lo posible y en esa autopsia intelectual  se han descrito dos realidades, o lo que es lo mismo: el signo lingüístico consta de dos partes a la manera de las dos caras de la misma moneda: “significante y significado. Pero estas realidades lingüísticas ya están insertas en nuestra dimensión, así que el primer elemento, que  fue el fonema al que el evangelista llama Logos, ya lo considera fuera de nuestra dimensión, por eso de ese elemento fonémico deriva la existencia creada por Él.  San Jerónimo lo traduce por  “Verbum” pero cuanto más se traduce, más se aleja de la primera concepción de lo que incluso afuera y antes del comienzo ya existía.

Al traducir “Verbum” al español, le llamamos “ palabra” , cada vez más distante de  ese elemento fonémico primigenio creador de nuestra dimensión  material, de esta materia que se expande hacia el infinito opuesta a su antimateria.

Ese fonema, o lo que es lo mismo, ese elemento primigenio entró en la dimensión creada y se hizo hombre y habitó entre nosotros. a pesar de que venía de la extra dimensión de la materia,  para decirnos que cada conciencia individual es libre de amar u odiar, pero que a la postre volveremos todos a la extradimensión en la que fuimos creados. En el Cap. 8, del Evangelio de San JuaN lo recalca Jesucristo  diciendo yo no soy de esta dimensión; y lo trata de explicar con la metáfora del Padre y del Hijo. diciendo que son una misma cosa, y que el Hijo Jesucristo, viene del Padre, del fonema creador para volver a fusionarse el Él.


Todos procedemos de la nada. O para expresarlo con el torpe lenguaje humano, procedemos de un haz de rasgos distintivos, de un significado sin significante. El significante incrustado en el significado para formar el primer signo lingüístico ya fue producido por el absoluto y primigenio origen del significado , y a partir de ahí de esa primera mitad de la palabra, en griego, el Logos, el significado,  explotó lo que los físicos llaman la materia con su antimateria que se sigue expandiendo dentro de esa nada absoluta e infinita. Somos producto de ese primer ser creador al que le llamamos Dios concepto, de un significado que es parte de un símbolo imaginario. Nuestro destino es fusionarnos con nuestro principio: con ese concepto del que procedemos.


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